viernes, 5 de octubre de 2012

Habitantes y habitados.


“A veces las cosas más tontas nos complican la vida”.
    
El inquilino. Javier Cercas (1962). Edit. Acantilado. Barcelona. 2005


¿Son las alucinaciones pequeños detalles?

¿Es la abstracción un detalle pequeño?

¿Es el temor a la existencia o el despojo un pequeño detalle?

El inquilino supone el cuestionamiento del Ser. La convicción del futuro desde el presente que transcurre, pero no como un vano ejercicio de autoayuda, sino por la inevitable desconfianza de lo que somos y podemos ser desde nosotros hacia el entorno.

Cómo somos ciudades y a la vez pertenecemos a éstas.

El inquilino es el temblor ante el fracaso; fracaso inducido por la soledad, el desgane.

Mario, el protagonista de El inquilino, se ha detenido y sumido en el torbellino de un viaje que supuso dejarlo todo y saberse otro, a pesar del entorno inmutable que lo rodea.  

“Sólo en mi semejante me trasciendo” –Octavio.Paz-

El lenguaje de Javier Cercas es sencillo, pero no puede ser simple, justamente porque está atado a lo humano. Sus narraciones son como días: no breves, no extensos; tal como los días.

Esta novela, evidentemente, no es un diario. Es como una doble voz; una de tono omnisciente/omnipresente, otra con el acento de la cotidianidad. La que vive y se comunica con su entorno.

Es necesario un conflicto. La llaneza de la vida de Mario lo conduce a la necesidad de crearse un ¿Mario y yo?, cual ¿Borges y yo? Donde uno sea quien muestra un rostro, un oficio, una vida… Y otro que apenas es una sombra, pero que no puede desertar. Necesita, en algún momento, reflejarse, surgir, responder, incluso saberse uno más, triplicarse, idealizarse: exorcizarse.

En ocasiones, el humano necesita salir de sí para habitarse.

 
 
 
 
A propósito de la lectura:
“Ciegamente reclama duración el alma arbitraria

Cuando la tiene asegurada en vidas ajenas,

Cuando tú mismo eres el reflejo y la réplica

De quienes no alcanzaron tu tiempo

Y otros serán (y son) tu inmortalidad en la tierra”.

Jorge Luis Borges

Inscripción en cualquier sepulcro.

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